Vodka tónica

Sábado. Después de un día realmente agotador, de remodelaciones y pinturas, decidimos salir en la noche. No era cualquier carrete, fue un carrete de viejos, pero no lo digo con desprecio o peyorativamente. Por el contrario, lo pasé muy bien.
Llegamos al bar. Los comensales: las mujeres todas rubias, con carteras graandes; los hombres, algo pansones y con el pantalón bien arriba...No extrañé para nada los pantalones debajo de las caderas ni boxers o calzones al aire.
Fue entretenido, escuchamos en vivo muchos éxitos de los Beatles. La misión estuvo a cargo de Beatlemania. Lo pasamos muy muy bien
Claro, no es normal ir a uno de estos carretes, pero la ocasión lo ameritaba: mi hermano tocó tres canciones con la banda, todo un orgullo. De niños peleabamos montones, pero es parte del crecimiento, ya más grandes, hemos seguido peleando un poco, pero también complementándonos y formando una linda relación fraternal. Yo sé que él siempre está cuando lo necesito y él sabe que yo también siempre estoy. Por eso me emocionó tanto verlo con su guitarra blanca sobre el escenario.
No es fácil tener un hermano músico, porque que no es tarea simple dedicarse a esto. A mí me asusta, pero me alegra saber que está contento.
Y mientras todo esto ocurría, me tomé un vodka tónica...